sábado, 6 de diciembre de 2008

Necesidades y Respuestas

Por Anibal Pereyra

Foto:
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Comer para pensar
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Necesitamos techo y comida; y empezamos por el alimento, algo que parece tan simple y elemental podría solucionarse abriendo la heladera y buscando en ella un cartón pintado que presenta una figura y unas palabras: “Leche Parcialmente Descremada, con calcio, vitaminas y minerales”. Revisemos el Tetra-Break; están indicadas las proporciones de proteínas, hidratos de carbono, lípidos, el tipo de tratamiento en siglas como U.A.T., además de su correspondiente pasteurización.

Nos preguntamos
¿Qué es lo queda de natural en esa leche, pasteurizada, descremada, inoculada, conservada, manipulada, observada a través de microscopios ( es lo que nos dicen...) sometida a severos y fiables estudios que garantizan su calidad?
¡¡¡ NO TIRE EL CARTÓN !!!

Porque tiene interesantes acotaciones que explican el tratamiento, fundamentan la exclusión de gérmenes, de grasa o lactosa, la inclusión de vitaminas, el refuerzo de calcio y el porqué de tener larga vida, indicada prolijamente como “fecha de vencimiento”, y nos dejan los datos de la empresa y un teléfono para atención del consumidor, por si hay quejas, elogios, reclamos, sugerencias...
“Necesito alguien que me emparche un poco,
y que limpie mi cabeza,
que cocine guisos de madre,
postres de abuela
y torres de caramelo...” (Sui Generis)

Pensar para comer.
Aunque parezca un chiste, preguntado un chico de ciudad, sobre el origen de la leche dijo que provenía de la heladera; luego al advertir la cara de sorpresa del maestro, hizo un esfuerzo y exclamó triunfal “ del supermercado”. Y en realidad no está tan equivocado
¿ Qué habrían respondido ustedes, que saben de vacas, pasturas, ordeñe, pasteurización, tratamiento, inoculación, vitaminas?
¿ Cuál hubiese sido la formulación correcta de la cuestión acerca del origen del alimento, el verbo a utilizar?

Porque en realidad la provisión de leche la ofrece un comercio y probablemente la mamá alguna vez dijo “vamos a comprar las provisiones al super”; además al chico quizás le gusta una marca determinada y la distingue de otras seleccionándola de la góndola.
Pensemos qué contestaría si le preguntamos por el origen de la leche chocolatada.
Volvemos a preguntar sobre la leche descremada, pasteurizada, etc.
A continuación le sugerimos que construyan una respuesta lo suficientemente completa, es decir que considere todos los elementos, que sea coherente, integral, satisfactoria. Incluya todo lo que se vincula al circuito de producción, tratamiento, distribución, comercialización, publicidad, comunicación. Haga la prueba...

Terminada esta tarea intente ubicar dónde está la necesidad, o mejor dicho dónde quedó, si es que se puede hablar solamente de la alimentación como motivo central de toda la actividad puesta en cuestión. Dicho de otra manera, si existen otras necesidades que se pueden observar o clasificar. Si al fin aisló la necesidad de alimento, si logró identificar las otras necesidades, puede usted preguntarse, como lo hacemos nosotros, del porqué de todas ellas, porqué el cartón, los tratamientos, las exclusiones y agregados, qué argumentos sostienen el calcio, la larga vida, y hasta el número que dejan para atención del consumidor ¿o esto no será necesario en realidad?.

Que me digan por favor que necesito para tomar un vaso de leche para cubrir una necesidad de alimentos...

A simple vista tenemos una necesidad ¿natural? y otras que se han ido incorporando a medida que se complica el modo de obtener su satisfacción; si viviéramos en el campo o en un estado más primitivo no nos haría falta otra cosa que una vaca lechera, cierta destreza para el ordeñe y un recipiente; pero convengamos que no sucede a menudo esto.
Las necesidades están fuertemente condicionadas por el lugar en el que vivimos, los medios de los cuales disponemos, las experiencias que hemos tenido, los recursos con los cuales contamos. Sabemos que ese líquido no puede mantenerse a temperatura ambiente mucho tiempo, que desde lejanos períodos los hombres inventaron procedimientos que permitían no conservarlo en ese estado pero sí utilizar a través de sus derivados ( queso, manteca, yogur, ricotta) el poder nutritivo que tenía; más adelante vino la leche en polvo, una innovación solucionaba tanto la conservación como su almacenamiento, primero era una mezcla que hacía grumos, luego se transformó en instantánea, se le quitó grasa, lactosa...pero implicaba un paso previo a su consumo: el de hidratarla, cuidando de no hacerla ni demasiado aguada ni demasiado cremosa. Y además muchos no se acostumbraban y argumentaban que producía algunas molestias gastrointestinales.

Y a saltos llegó el envase y el tratamiento denominado “Larga Vida”, que prolonga de modo impensado su posibilidad de consumo, se puede comprar en grandes cantidades, lo que ahorra el tiempo que uno tenía que dedicar antes para ir al supermercado día por medio, y entonces lo que era necesario para nuestros abuelos con respecto a la leche es distinto en este momento y probablemente pasará lo mismo con los que nos precedan.

Y si hacemos un giro sobre el tema, lo miramos desde otra parte, desde un empresario de la industria láctea, percibimos que sus necesidades de subsistir en un mercado competitivo tienen que ver con lograr un producto muy bueno, atractivo, barato o al menos de consumo masivo, que reúna todas las condiciones indicadas, y otras... no sabemos cuáles pero que inevitablemente estarán vinculadas a la investigación, al marketing, a la tecnología, deberá requerir de asesoramiento, de otros datos y hasta de un poquito de suerte.

Es nuestra intención que ustedes se permitan elaborar conclusiones y criterios extensibles a otros ejemplos de la vida cotidiana, de la tarea en el aula, del trabajo con nuestros estudiantes, para comprender lo que significa pensar en las necesidades y las posibles respuestas a las mismas. Hacerlo concientes de la tarea fundamental que nos preocupa: la de enseñar tecnología

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